sábado, 26 de enero de 2008

Buscando un lugar en la soledad

Cuando Marcela dejó de mirar por la ventanilla del micro, se dijo: "...esto es la soledad". Su cámara digital, su libreta de apuntes, "Delirio" de Laura Restrepo sin terminar: todo era la fractura de su vida. ¿Qué había dejado en Lobos? Fracturas dolorosas, facturas impagas, deudas para que arregle otro.
"Carajo no puedo permitirme aflojar ahora”, se dijo, mientras corría las cortinas del micro para no ver la rotonda del pueblo y el gran cartel con su nombre en la salida a la ruta.
La soledad era ese espacio que la separaba de la puerta del micro a su asiento. La soledad era el silbido del micro en la ruta y los bichos que se pegaban en el parabrisas. La soledad era una decisión. Su propia decisión. Una corrida de lugar que le permitió decirle a su viejo "...sos un hijo de puta". En ese instante se atropellaron mil recuerdos. Las frases de su viejo. Las frases de siempre. "Sos una tarada, nunca vas a llegar a nada" ó "...vas a terminar como tu hermana, casada con un pelotudo que la hace laburar se sirvienta, para que a él no le falte nada".
Frases, palabras, golpes, gritos, corridas por el patio de la casa del parque, silencios que se fracturaban con las peleas eternas de sus padres. En realidad, de su padre con su madre: "...otra pobre pelotuda, mi vieja...la sirvienta de mi viejo". Se escuchó y se asustó. Miró en los asientos del micro. Buscó una cara conocida. No encontró a nadie que supiese de su historia, de su escapada para respirar otro aire. Nadie daría cuenta de su angustia y su temor: un padre autoritario y golpeador, y una madre boluda y sin el mínimo carácter.
Dijo "...ahora es el comienzo de mi soledad, pero a esta, la elegí yo". Buscó el libro en su bolso. Encendió la luz que había sobre su asiento, y pensó "...que mina interesante la Restrepo, como me gustaría poder hacer lo que me gusta...disfrutar hasta que me toque sufrir…pero, por lo que yo elegí".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es muy interesante como llevás al lector a sentir en carne propia las vivencias de los protagonistas de tus relatos.
Además de hacerse la "peliculita" con las situaciones, uno se queda pensando si alguna vez no le pasó algo parecido...

y la mentablemente, a veces... la suma no siempre da a favor.