jueves, 18 de septiembre de 2008

El dedo índice

Vamos, se dijo a sí mismo, nada puede ser peor que lo que está pasando. Levantó la agenda que había tirado al piso en un momento de bronca puesta en acción. Ya se había contenido mucho tiempo; ya tenía que pensar en una salida y dejarse de joder. Cada mañana representaba para él un desafío. Se miró al espejo y pensó, muy lentamente, si es un desafío puedo aprovecharlo para cambiar algo. Al poner la agenda sobre la mesa del bar. que estaba frente al espejo, se descubrió apuntando con su dedo índice una dirección y un número telefónico. Su mano derecha recorrió los nombres de aquella hoja y volvía a instalarse sobre aquella dirección y aquel teléfono. Carajo, se dijo mientras pensaba que a aquel fulano no lo veía desde hacía varios años; con qué excusa la llamaría, a qué se estaría dedicando en este momento, estaría vivo. Carajo, nuevamente la duda. Se volvió a mirar en el espejo y se dijo…esto no es casualidad, me está llamando. Buscó el celular y mientras marcaba el número en cuestión, levantó la mano para, haciendo un gesto mínimo, pedir un café. Mientras el mozo tomaba su orden, y el esperaba que le respondieran en el número discado, el fulano en cuestión entraba al bar. por la puerta que daba a la Avenida Central. Se miraron unos segundos, intercambiaron sonrisas, se saludaron amablemente. El fulano se sentó a la mesa, levantó su mano, pidió un café y sin más demora le dijo…te estaba buscando hace una eternidad y te vengo a encontrar acá.
Aquello fue la suma de varios eventos inesperados y la necesidad de encontrar una salida. Un desafío puesto sobre la mesa del bar. luego de haber dejado caer la agenda al suelo.
Será qué de tanto en tanto, tenemos que tirar la agenda, limpiar las ideas que nos dominan, mirarnos en el espejo profundo de nuestra necesidad y descubrir el conector que nos permita volver a ser nosotros mismos. Alguien nos está buscando y nosotros, nos estamos perdiendo la posibilidad del encuentro.

2 comentarios:

Haldar dijo...

Cuantas personas andaran buscandome? Vaya idea! nada mas imaginarlo dan ganas de que asi fuera, solo por curiosidad. Y tambien, a cuantas personas, apuntadas en nuestras agendas, hemos olvidado, que no hemos buscado y aun otras mas que quiesieramos encontrar pero ya no sabemos como. El otro dia lei algo sobre una teoria, no recuerdo el nombre, pero la cosa era que al final todos en este mundo nos conociamos...que locura. Un abrazote

Anónimo dijo...

A veces, aunque alguien nos busque desesperadamente huimos sin remedio para evitar el reencuentro; sentimos mariposas en el estómago o quizás no sentimos nada. El llamado desde el fondo de nuestro ser es aquel al que más tememos y del que más huímos. No hay que desperdiciar esa posibilidad pero aún no lo sabemos... shhh...