viernes, 20 de junio de 2008

La casa de la calle empedrada

El camión de la mudanza partió con los muebles y los canastos repletos de objetos. Sus antiguos vecinos fueron pasando uno por uno, o en pequeños grupos, para despedirse. Muchos lamentaban lo sucedido y se ponían a sus órdenes, por cualquier necesidad personal. Ella los recibía de pie en el centro de lo que había sido su recibidor. De pie como soportando los embates de las olas frente al murallón en un día de tormenta y con mar embravecido. Cuando caía la tarde, las luces se apagaron en todas las habitaciones. La puerta del frente de la casa se abrió y no se oyó cuando se cerró. Desde Aquel momento no se tuvieron noticias de ella o su paradero.
La mudanza llegó a destino, ella no.
Ya hace muchos años que esa casa del final de la calle empedrada está desocupada. Algunos murmuran que había algo raro en ella.
El último pintor, que fue enviado para hacer algunos arreglos, comentó muy angustiado, que en la pequeña habitación del frente, el antiguo recibidor de la casa, faltaba el aire aún con las ventanas abiertas.
Había un intenso perfume a jazmín del país, cuando la planta se había secado hacía más de cinco años.
La araña central, cuando se encendía, producía destellos sorprendentes. Los viejos caireles de cristal, opacos por el tiempo, se iluminaban con fulgores de ojos ávidos de noches de fiestas familiares y de pérdidas irrecuperables. De sorpresas únicas y de silencios en la oscuridad. De promesas y juramentos, y de noches en vela junto a la ventana. Parecían como miradas penetrantes.
Nadie volvió a comprar la casa.
Nadie volvió a abrir la puerta del frente.
La pequeña araña del viejo recibidor sigue esperando volver a ser encendida.

viernes, 6 de junio de 2008

Un beso

Colas de zorro
pinceles al viento,
dibujan tu sonrisa
en el justo momento.
Despiertas en mi sueño,
y sigo soñando,
despiertas en mi sueño,
y te sigo pintando.
Que raro reflejo deja en el cristal,
el aliento mío y tu perfume a azahar.
Que tibio torbellino de sábanas blancas,
que guardan caricias de intensas mañanas.
Seguiré soñando y tú, despierta en mi sueño,
tenderás la cama, ordenarás algunos pinceles,
y sobre al cristal empañado…como al descuido,
...dejarás un beso.

lunes, 2 de junio de 2008

Vivir

¿Solo podré despertar
después de haber dormido?
¿Será la clave de hoy,
el haberte conocido?
Baja la velocidad,
el desvío está torcido.
Suma la diferencia…
y tendrás, lo que has vivido.